viernes, 13 de diciembre de 2013

Del gato a "la avioneta de Guantánamo"


Muchos centros laborales, y sobre todo redacciones de prensa, acumulan anécdotas muy propias, donde se confunde la realidad con la ficción, y más con el paso del tiempo.
Corría la década del 80 del siglo pasado y el Periódico Adelante de esta ciudad, próximo a cumplir 55 años de creado, salía al amanecer de cada día, por el esfuerzo de periodistas y obreros de la imprenta, con su vieja rotativa, situada en la calle Príncipe o Goyo Benítez, número 19, donde hoy radica Televisión Camagüey.

Y la solidaridad entre impresores de las distintas provincias facilitaba cumplir este cometido, aún cuando se rompían las rotativas y su arreglo demoraba varios días.

Así, en ocasiones Adelante se imprimió en otras ciudades cabeceras provinciales, de donde se traían los miles de ejemplares por carretera.

Pero un día un gato saltó a los rodillos en plena faena, y el estrago que causó su cuerpo fue tremendamente destructor…y claro, el felino pagó con vida.

No recuerdo por qué fue Guantánamo la ciudad que en esa ocasión, y durante varios días, fue la cuna de los ejemplares de nuestro diario Adelante, quizás los colegas de otras localidades más cercanas, no podían ayudarnos en esta tarea tan perentoria.

El caso es que por algunas noches se alistó una avioneta AN-2 para llevar las planas a imprimir en la rotativa guantanamera, y así garantizar en cada amanecer, la lectura de los acontecimientos de Camagüey.

Ciertamente que algunos impresores locales debían ir en el aparato y regresar exhaustos de madrugada, pero con la satisfacción el deber social cumplido.

Y cuentan que un pícaro periodista, cuyo nombre no voy a decir y que ya no labora en nuestro colectivo, aparecía cada mañana, y también exhausto, a la puerta de su casa, “explicando” que había tenido una noche de ardua labor en los talleres de la rotativa del Guaso.

El “curioso” hecho se vino a conocer un día que quien fue su esposa le comentó a un jefe de departamento, lamentablemente ya fallecido:

“¡Mira que son abusadores con mi esposo!...

¿Por qué?, le preguntó él.

“Chico, todos los días el director de ustedes lo manda hasta Guantánamo en una avioneta a imprimir Adelante, un viaje tan lejos al Oriente de Cuba…y para colmo, ¡tiene que trabajar por el día de reportero como si tal cosa!”

El interlocutor de ella, según nos contó después, esbozó una leve sonrisa, y le siguió la corriente, porque se percató al instante de la falsa historia de su Don Juan amigo.

Hoy el probable protagonista lo niega rotundamente, con la seguridad de que nadie lo va a señalar como culpable, pero cierto o no, es una de las tantas anécdotas que enriquecen, jocosamente, la historia de un viejo colectivo, que hoy se renueva con nuevos y bien formados Licenciados en Periodismo, quienes también dentro de varios años, tendrán mucho que contar de su quehacer cotidiano del presente.


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