En esta ciudad, los más
jóvenes solo lo conocían de oídas, de los cuentos que tíos o padres desempolvan
a cada rato para rememorar sus buenos tiempos. Ahora, para sorpresa y alegría
de los de cualquier edad, anda por los barrios de regreso el carrito ambulante,
con su musiquilla aguda de “cumpleaños feliz” y Elpidio Valdés por un costado,
ofertando el galón de helado, los potes de 250 y 400 gramos, el dulce de leche,
la pasta untable, y hasta a veces el bocadito de helado.
Desde agosto el carrito ha
visitado ya lugares distantes como los repartos Lenin, Puerto Príncipe, Planta
Mecánica, Nadales, Montecarlo, entre muchos otros, persiguiendo su objetivo de
acercar las delicias de la cremería provincial a los lugareños más alejados de
sus escasos puntos de venta fijos.
Rogelio Peña Consuegra,
director de la fábrica, anunció que se proyecta la reparación de otros tres
vehículos más para el mismo destino.
Foto: Leandro Pérez Pérez
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