miércoles, 25 de septiembre de 2013

Avanza la remodelación de la ciudad de Camagüey



La calle Ignacio Agramonte, en el tramo comprendido entre los cines Casa Blanca y Encanto, de la ciudad de Camagüey, toma forma. Los escépticos creen que las obras transformadoras de la imagen no terminarán en fecha, a las puertas en febrero próximo del medio milenio de la otrora Villa de Santa María del Puerto del Príncipe
En un reciente trabajo, el colega Enrique Atiénzar Rivero, precisa que lo más útil de todo es que se busca que la añeja ciudad no pierda el sello colonial, la asimetría de sus caprichosas calles, plazas y la belleza de los mosaicos arquitectónicos que atrapan las cámaras de fotógrafos lugareños y foráneos.

Los constructores, viejos y jóvenes, ponen su empeño en que lo que se hace quede bien y constituya orgullo pleno de los principeños, aún cuando la gente quiera más celeridad para tomar un respiro y ver la recta final de la meta. No resulta fácil combinar el soterrado, telefónico y eléctrico, con sus nuevas redes hidráulicas, más 30 objetos de obra en los que se trabaja.

Una persona dijo ¡Qué molesto es andar por estas calles, roseada de rocoso, polvo y cemento! Y a otra más optimista: Deja que el 2 de febrero suene la Diana Mambisa y vengan a nuestras mentes los recuerdos de aquellos que fundaron la urbe y de las generaciones que la sucedieron con el Hombre de Alma de Beso a la cabeza.

Frente al centro recreativo El Colonial, por donde andan hoy estas mujeres, no se podía pasar por la barahúnda de materiales de construcción y equipos ,que despejan el entorno en el avance impetuoso hacia la circular Plaza de los Trabajadores, custodiada en uno de sus laterales por la casa natal del Mayor General Ignacio Agramonte.

Más vetusta, que de costumbre, veremos la iglesia de Nuestra Señora de La Merced, donde en un lugar muy próximo a ella, sentado en un banco, rodeado de niños, en su mayoría, el Comandante de la sonrisa eterna lustró sus calzados.

Así andan las cosas en Camagüey, la ciudad de Nicolás Guillén y de Carlos J. Finlay, de Gertrudis Gómez de Avellaneda, de Luis Casas Romero, en fin, una pléyade de hombres y mujeres que engrandecieron la historia y vivirán eternamente en este medio mileno fundacional y en muchos otros.

Fotos: Otilio Rivero Delgado

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