miércoles, 15 de mayo de 2013

Renace en Camagüey El Chorrito






Eficientes jóvenes atienden El Chorrito
El Chorrito,  singular y emblemática cafetería  de la ciudad de Camagüey, reabrió sus puertas como antes, en la céntrica esquina de Cisneros y Hermanos Agüero, con una variada oferta de alimentos y precios bastante módicos.

La Empresa de Gastronomía del municipio Camagüey, con su brigada de mantenimiento, integrada por albañiles y carpinteros, mas trabajadores movilizados, acometieron la restauración del inmueble, modificado para distintos usos y dañada por el tiempo, desde la década de los 60 del siglo pasado.

El sabroso café Express
Zoilo Cabrera Herrera, administrador del remozado establecimiento, dirige a 32 empleados con una edad promedio de 26 años, en su mayoría graduados de técnicos medio en distintas especialidades afines con el giro.

“Hasta ahora somos cinco los miembros de la Asociación Culinaria de Camagüey, dijo Zoilo, pero pronto se incorporarán muchos más, lo cual contribuirá a una constante superación profesional, que redundará en más calidad en las ofertas y el servicio”.

El Chorrito nunca cierra sus puertas, solo el día de la técnica, de 7 am a 7 pm, una vez cada mes, establecido por el Ministerio de Comercio Interior, para limpieza general y mantenimientos ligeros.

Cuarenta personas pueden ser atendidas a la vez, en ciclos de 20 minutos, tanto en la amplia cancha como en las mesas “paraditos”, mientras disfrutan de videos musicales cubanos y latinoamericanos, en una pantalla plana de 32 pulgadas.

Tortilla, queso, jamón, mortadela, salchicha y otros embutidos, siempre con pan, pueden adquirirse a precios desde 1.50 moneda nacional, acompañados de refrescos y cervezas. Zoilo informa que pronto ofertaran desayunos con café con leche.

Pero lo más atractivo es la existencia de café exprés en las variedades: puro, con vino (Vinicafé) y con ron (Rocío de gallo), que solo dejan de vender en las paradas técnicas de 5 a 7 p m y de 2 a 4 a m.

UN POCO DE HISTORIA

El Chorrito fue una edificación calificada de casa tradicional del siglo XIX, pero que a principios del siglo XX fue modificada, perdiendo sus elementos y detalles coloniales.El 1 de diciembre de 1932 fue abierto como café cantina, que poco después incorporó por la esquina de Hermanos Agüero una taquilla metálica para la venta de bonos y pagos de la Lotería Nacional, entre otras ofertas.

Allí realizan un nuevo avalúo el 17 de mayo de 1934  y  fue vendido el inmueble Al señor Pascual Wong Janchong, natural de Cantón, China, quien constituyó una sociedad mercantil, que pasó sucesivamente a varios dueños de esta familia.

El 8 de abril de 1947 se disuelve la sociedad y el 15 del mismo mes se crea otra nombrada Alonso y Gutiérrez hasta 1962, cuando fue nacionalizada por el Gobierno revolucionario. Tras el triunfo de la Revolución cubana allí vendieron bonos del Instituto Nacional de Ahorro y Vivienda (INAV).

Fue un singular establecimiento de módicos precios, frecuentado por chinos, descendientes y camagüeyanos de modestos ingresos, para adquirir alimentos como sándwich, frituras, dulces, empanadillas, tabacos, cigarros, refrescos de frutas cubanas, o industriales como Materva, Coca Cola, Jupiña y la camagüeyana Piñita Pijuán; variados platos tradicionales criollos como sopas, potajes, mariscos, arroces, carne de cerdo, “ropa vieja” o “carne ripiada” (de res), tasajo en salsa, ensaladas, tortillas, viandas y otras. Se podía adquirir por encargo “cantinas” de comida a domicilio.


El Poeta Nacional Nicolás Guillén frecuentó el lugar en sus años mozos, por estar muy cerca de su casa natal en la calle Hermanos Agüero, esquina a Príncipe o Goyo Benítez, y se dice que también Beni Moré, el Bárbaro del Ritmo, alguna que otra vez acudió a El Chorrito.
La procedencia del nombre del establecimiento se desconoce, pero la calidad y la variedad de las ofertas competía con otras unidades del entorno, como el conocido Mogambo, bar-cafetería-restaurante abierto en la década del 40 y que funcionó hasta hace muy poco tiempo.

A pesar de este desafío El Chorrito se mantuvo por década en la preferencia de los lugareños, y ahora “vuelve al ruedo” con el reto de mantener una oferta de calidad acompañada del buen trato de sus jóvenes dependientes.

Fotos: Otilio Rivero Delgado


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