Teófilo y Jacques trabajaron juntos |
Después de varios días de
estancia en suelo nacional, fundamentalmente en esta ciudad de Camagüey,
Jacques Jean Baptiste regresó cargado de buenas ideas para la República de
Haití, donde preside su incipiente Asociación Nacional Culinaria.
Este último explica que esta
amistad surgió gracias a un trabajador técnico de la Salud camagüeyano, quien
al cumplir su misión en Haití lo contactó para que recibiera a Jacques en
Camagüey, el cual no demoró mucho en llegar, para conocer una sociedad muy
diferente a la que la prensa occidental difunde.
Su primera referencia se la
dio el médico cubano que atiende a su hijo allá, pero siempre es mucho mejor
comprobar in situ, como acaba de
hacer, sobre todo en esta provincia, donde residen unos 300 haitianos y más de
40 mil descendientes, con mayoría en los municipios Esmeralda, Sierra de
Cubitas y Minas.
Jacques Jean Baptiste |
“El criterio difundido por
la prensa -dice Jacques en un español pausado pero entendible- es que aquí el
Presidente abusa de los cubanos, que tienen muy poca ropa, y se visten de verde
olivo…
“En el mundo occidental se pinta a Cuba de manera diferente a la
realidad, y si yo me hubiera guiado por eso, nunca hubiera venido”.
Visiblemente emocionado,
hace una pausa y continúa:
“Solamente con lo que he
visto en la ciudad de Camagüey, he comprobado que todo es mentira, el pueblo
ríe, trabaja y se divierte, también se viste correctamente, y a pesar del
embargo (bloqueo), estrechamente
relacionado con la negativa propaganda contra el sistema social cubano”.
“Como haitiano, agradezco
mucho a Fidel y Raúl Castro, son muy especiales, siempre han pensado en el bien
para mi pueblo, y lo siguen haciendo con cosas tan buenas como garantizar la
Salud”.
En la Casa del Chef de Camagüey, Jacques pudo participar en un fraternal encuentro entre cocineros de esta
provincia y Las Tunas, en el cual presentó un plato de origen francés “Frutas
del mar a la reina”, a base de mariscos.
Jacques regresó a su patria
entusiasmado, pues se propone acometer muchas acciones, como crear comedores
comunitarios para personas muy pobres o de bajos ingresos en las diez
provincias haitianas, con precios módicos.
Además crear una Escuela de
cocina, pues allí dominan bien la elaboración de platos autóctonos, pero no los
del quehacer internacional.
Diferentes agrupaciones
internacionales, piensa él, podrían crear un fondo para apoyar todas estas
ideas, para lo cual cuenta ya con la ayuda de los chef camagüeyanos, dispuestos
a ir a la hermana nación caribeña a impartir clases.
El fondo, se propone
Jacques, serviría también para atender a los cocineros haitianos en caso de
enfermedad.
Impresionado por lo visto en
Camagüey y otros lugares de Cuba, pretende establecer “un festival gastronómico
nacional e internacional a favor de la cocina haitiana, con invitados
especiales”.
Ahora en su natal Haití,
Jacques no descansa, trata de llevar estas ideas a la
práctica, con sus respectivos documentos de intercambio y colaboración
en que involucra, sobre todo instituciones cubanas como la Federación de
Asociaciones Culinarias de la República de Cuba, y por supuesto, la “tropa camagüeyana” de Teófilo.
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